¿Cuántas veces hemos escuchado este mantra? Nuestro cuerpo es único y debemos aprender a amarlo, respetarlo y consentirlo. Una buena forma de hacerlo es aprender a moldearlo estéticamente, y no sólo como acto de vanidad, sino por todo el bienestar que nos brinda mantenerlo sano… y sí, también por la satisfacción de vernos saludables frente al espejo, ¡claro que se vale!
Dedicación y disciplina son los primeros valores que necesitamos para lograr un cuerpo torneado, tanto para iniciarnos paulatinamente en el régimen físico que más nos conviene, como para mantener una alimentación adecuada.
Trabajando ambos aspectos con la debida constancia, alcanzaremos dos objetivos fundamentales: quemar los kilitos de más y aumentar nuestra masa muscular.
Primer paso: alimentación balanceada
Para bajar de peso no basta hacer una dieta que te hará reducir de tallas temporalmente y luego recuperar lo perdido en pocas semanas. Lo ideal es cambiar nuestros hábitos alimenticios, así tus esfuerzos serán permanentes y no tendrás que preocuparte por el traumático “rebote”.
Por eso, es básico implementar una alimentación que incluya lácteos bajos en grasa, verduras, hortalizas y fruta. Cereales, legumbres y tubérculos; proteínas animales, aceites y grasas benignas como aguacate o aceite de oliva y agua natural suficiente (más o menos dos litros diarios). ¡Ah! Pero siempre, siempre, con la guía de un experto en nutrición que te lleve de la mano. Recuerda que no todos los organismos responden igual a las mismas dietas.
Paso dos: ejercicios estimulantes del músculo
El levantamiento de pesas o el crossfit son la mejor opción, siempre y cuando se enfoquen a una zona específica en cada entrenamiento, los cuales deben realizarse lentamente, concentrando la contracción del músculo, lo que beneficia la estimulación de las fibras.
Debes realizar tus rutinas cuando menos tres veces a la semana y trabajar sesiones intercaladas para los mismos grupos musculares (pierna, brazo, core, etc.), dándoles de este modo el periodo de recuperación que favorece la hipertrofia.
Por supuesto que ambas facetas, tanto la alimenticia como la de ejercicios, deben estar supervisadas por médicos, nutriólogos y entrenadores certificados para sacar el mejor provecho de cada una sin exponernos a una descompensación o lesiones.
¿Se valen los suplementos?
Una de las preguntas más recurrentes es si los suplementos para estimular el desarrollo muscular son útiles. La respuesta es sí, pero evidentemente su ingesta debe ser igualmente supervisada. No te arriesgues a consumirlos sólo porque veas que al compañero del gym le funcionan a la perfección.
Debes tomar en cuenta lo que ya te mencionamos arriba: no todos los organismos reaccionan igual. Acude a un experto que te indique de acuerdo a tu cuerpo, rutinas y metabolismo, cuál es el indicado para ti y en qué dosis. Pero, lo más importante, que te asesore sobre cuáles de estos productos están regulados en nuestro país por la COFEPRIS, lo que te asegura que no se trate de algún “producto milagro” que no te servirá para nada, o en casos graves, pongan en riesgo tu salud.
Ahora sí, repite de nuevo el mantra “Mi cuerpo es mi templo” y comienza a consentirlo como se merece.
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