Correr requiere una buena forma física, salud, disciplina y paciencia. A pesar de todas las cosas en las que vamos mejorando tendemos a medir el progreso única y exclusivamente en función de la velocidad, de lograr mejores tiempos y nuevos récords personales. Si es cierto que resulta tentador definir el éxito con una cifra como la de la velocidad, pero también es cierto que el auténtico triunfo no reside sólo en lo rápido que corres, sino que consta de muchas etapas. A través del trabajo duro, de la experiencia y de la constancia nos volvemos mejores corredores de muchas maneras diferentes.
Puntos clave que te harán mejorar como runner:
Prepárate con antelación: el tiempo que destinas a prepararte marca el rumbo del entrenamiento que tienes por delante. Tómate unos minutos para calentar, incorporar ejercicios y crear el entorno adecuado para darlo todo, los esfuerzos venideros, envía a nuestro cuerpo la señal de que llego la hora. Reservar un tiempo para prepararse es complicado, y, a menudo se pasa por alto, pero no hacerlo incrementa los niveles de estrés, lo que lleva a reducir nuestro rendimiento. Aunque medir la preparación podría parecer difícil, lo cierto es que es bastante simple. ¿Organizaste tu ropa, el equipo y la playlist la noche anterior para no tener que hacerlo justo antes de salir?, ¿Pudiste llevar a cabo un calentamiento dinámico antes de correr estirar durante un rato después? son preguntas sencillas que se responden con un sí o un no, sólo apúntalas y observa cómo afectan el rendimiento en cada entrenamiento.
Ten hábitos consistentes: la buena forma física, la disciplina y la regularidad son las claves para lograr el éxito. Al entrenar con constancia, estamos invirtiendo en nuestra condición física futura. Registrar la periodicidad de nuestras carreras y entrenamientos nos permite entender mejor nuestros objetivos y ser realistas en cuanto a lo que es posible y también lo que es necesario para conseguirlos. Esto se extiende también a nuestra alimentación, hidratación y hábitos de recuperación, lo cual nos ayuda a aprender más sobre nosotros mismos. Un mejor rendimiento va directamente relacionado con esfuerzos conscientes y constantes en todas las áreas de nuestro ejercicio. La próxima vez que te enfrentes a una carrera dura o que te sientas preso de la lentitud, olvida el tiempo o el ritmo al que fuiste y pregúntate mejor si fuiste constante durante el periodo de preparación.
Ejercita la resistencia: algo que todos los grandes runners tienen en común es que corren mucho y para correr mucho has de tener una sólida base aeróbica. Seguro que todos queremos correr más rápido, pero ¿qué pasa con correr mayores distancias? Construir una buena base aeróbica es un elemento importante a la hora de entrenar y es algo que se va logrando de manera gradual tras largos periodos de tiempo. Para mejorar nuestro rendimiento, hemos entrenar nuestro cuerpo para que corra y se recupere de una manera más eficiente que antes. Esto nos permite utilizar mejor el oxígeno, lo que nos lleva a adaptaciones musculares más rápidas y a una mejor capacidad para correr más lejos. Si realizamos entrenamientos específicos lograremos una mejor capacidad de trabajo. El cálculo del VO₂ máx (la cantidad de oxígeno que el cuerpo puede utilizar durante el ejercicio) es una de las formas más habituales de medir la eficiencia aeróbica, pero hay otro indicador fácil y útil: la frecuencia cardiaca. Una frecuencia cardiaca más baja durante el ejercicio nos indica que estamos ganando forma física y que hemos logrado mejorar con éxito.
Ten una mentalidad positiva: la fuerza y la resistencia mental no se desarrollan por arte de magia de la noche a la mañana. El progreso puede tardar en verse semanas, meses e incluso años. Pero con experiencia, trabajo duro, disciplina y sacrificio se logran mejorar. Poner en práctica mantras positivos y decirnos a nosotros mismos mensajes valiosos nos ayuda a salir airosos en los momentos de duda. Como resultado de ello entrenamos más fuerte. Aprendemos a tolerar el malestar y las dificultades de la práctica deportiva, de tal manera que podemos recurrir a estas habilidades de fortaleza mental cuando las necesitamos. Así que prueba preguntarte ¿disfrutaste el correr?, ¿fuiste capaz de seguir adelante y superar los momentos difíciles cuando lo que querías era abandonar?, ¿correr fue el descanso mental que necesitabas en el día para aclararte, recargar pilas y dedicarte tiempo? si la respuesta a todas esas preguntas es sí, ten la seguridad de que has conseguido incluir en tu vida y la positividad.
Sé un runner solidario: si bien el running es un deporte independiente, tiene un enorme componente grupal. Utilizarlo como una herramienta para incrementar la conciencia social, recaudar dinero y apoyar una causa importante es otra forma, y quizás menos egoísta, de lograr el éxito. Cuando corremos por otros que lo necesitan pensamos menos nosotros mismos y más en la enorme causa que subyace a nuestro deseo de correr. Eso nos empuja y nos inspira tanto a nosotros como a los demás. Para lograrlo comprométete con un objetivo medible de financiación, distancia o ayuda. Estamos rodeados de causas con las que merece la pena comprometerse y de situaciones complejas que necesitan nuestra atención y nuestro apoyo. Somos tan afortunados que podemos ayudar simplemente haciendo lo que más nos gusta: correr.
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